lunes, 23 de marzo de 2015

Valoración crítica de Veinte poemas de amor y una canción desesperada de Pablo Neruda



Veinte poemas de amor y una canción deseperada, de Pablo Neruda



A. Aspectos externos a la obra

 1. Localización. Veinte poemas de amor y una canción desesperada (1924) es el segundo libro publicado por Pablo Neruda, poeta chileno nacido en 1904. Se trata, pues, de una obra juvenil de este gran autor que recibió el Premio Nobel en 1971 y que tocó muy diversos registros y estilos a lo largo de su trayectoria: posmodernismo, surrealismo, poesía comprometida, etc., pero siempre con su sello personal. Este libro, en concreto, se sitúa, tanto en el lenguaje como en los contenidos, en un momento de transición entre el posmodernismo juvenil y el irracionalismo vanguardista. En la edición definitiva de 1932 se realizan algunos cambios en el poema 2 y se sustituye el 9 por uno nuevo; más tarde se incluirá en el 16 la aclaración de que se trata de una paráfrasis de Tagore.

B. Aspectos propios de la obra

1. Estructura. La estructura externa consta, como el título anticipa, de veinte poemas sin título, numerados, y la "canción desesperada" final. La carencia de títulos permite una mayor libertad interpretativa por parte del lector. Internamente, sin caer en una lectura narrativa, sí se puede apreciar una cierta ordenación que iría, a grandes rasgos, desde un estado de plenitud erótica hasta la progresiva pérdida del amor. Además, la unidad de la obra se sostiene sobre un conjunto de imágenes que se reiteran y que la configuran, para unos, como una celebración del amor carnal y del goce sexual y, para otros, como una historia sentimental que acaba en el desengaño y en el fracaso.

2. Fuentes. El libro comunica una impresión de espontaneidad, de vivencia real, pero, aunque evidentemente es fruto de experiencias amorosas del autor, eso no autoriza a realizar una lectura puramente narrativa que busque en todo una base real. El  mundo que subyace en los poemas se divide, al igual que la vida y la experiencia del joven Neruda, entre su provincia natal (con sus minas, bosques y ríos caudalosos) y su nueva vida, recién descubierta, de estudiante bohemio en la capital. En consecuencia, el poeta ha mezclado en sus versos las características físicas de varias mujeres reales en su juventud para crear una imagen de la amada irreal que no se corresponde con ninguna de ellas en concreto. El propio Neruda explicó que se basó en dos modelos genéricos a los que denomina Marisol (idilio de la provincia) y Marisombra (estudiante de la capital).

3. Temas. El tema principal del libro es el amor, que aparece con variedad de matices: el amor físico, cargado de erotismo y casi siempre situado en el pasado, con una amenaza de fracaso; el amor telúrico, fuerza de la naturaleza, y el amor metafísico, salvación o asidero existencial para el amante. Los dos polos del amor son amante y amada: aquel se presenta como un ser solitario antes de la aparición del amor, y movido por un deseo nunca satisfecho; dirige casi todos los poemas a una amada evanescente, en trance de desaparecer, proclive al silencio y enmarcada en un ambiente crepuscular, con frecuencia asociada a las fuerzas de la naturaleza (pájaros, flores, mar) y a las fuerzas generativas de la tierra. La voz y los ojos, muchas veces inquietantes o casi amenazadores, son los atributos más exaltados en la amada. Los sentimientos dominantes son la tristeza y la melancolía, presentes incluso en los poemas aparentemente más gozosos. Son varios los motivos reiterados para configurar este clima: el crepúsculo, el mar cargado de tintes sombríos y asociado al naufragio o el viento, símbolo de amenaza o de dolor. En cuanto a la voz, sugiere a veces dificultades de comunicación, pero en forma de canto se convierte en celebración del triunfo de la poesía frente al olvido del amor: se plantea así una reflexión sobre el poder de la poesía.

4. Lenguaje. Respecto al lenguaje, se aprecian residuos posmodernistas en cierto léxico («crepúsculo», «pálido», «sombrío», «trémula») junto con imágenes irracionales o visionarias que anuncian ya al Neruda surrealista. Los rasgos estilísticos más destacables son la sencillez sintáctica, la abundante adjetivación, las numerosas exclamaciones e interrogaciones (emotividad), los abundantes recursos constructivos (enumeraciones, anáforas, epíforas, concatenaciones…), así como la riqueza y complejidad de las imágenes (metáforas, comparaciones…; por poner un ejemplo: "mi boca era una araña que cruzaba escondiéndose").

5. Métrica. La métrica también se sitúa a medio camino entre el posmodernismo y la vanguardia, de manera que encontramos algunos poemas de métrica regular (con preferencia por los cuartetos de alejandrinos asonantados) frente a otros en verso libre (con ritmo sintáctico-semántico).

6. Conclusión valorativa. En definitiva, con este difícil equilibrio de espontaneidad y habilidad técnica y esa capacidad para expresar sentimientos universales, Veinte poemas de amor y una canción desesperada se constituye en uno de los libros de poesía más entrañables del siglo xx. Aunque quizá escribiera obras mejores, esta es la más popular, y todavía hoy en día son numerosos sus lectores, especialmente jóvenes, con cuya sensibilidad amorosa sigue conectando. La celebración del amor y del sexo adolescente, junto a la profunda melancolía y desesperación, la intensidad de los sentimientos expresados y la belleza emotiva de sus versos siguen logrando una de las cotas más altas de la comunicación literaria.